He vuelto a dibujar. Después de meses sin hacerlo, el lápiz y el papel se han vuelto a unir. He disfrutado de la virginidad de una página en blanco y ... ha salido algo bonito. Surrealista pero bonito.
Cada vez tengo más cosas que decir, todas bien metiditas en sus correspondientes cajones. Hay mil textos esperando ser publicados pero ahora no. Es momento de ver la luna en una playa alejada. Observar las estrellas en una de esas calas que nadie visita. Comerse un yogur helado con toppings de cacahuete garrapiñado y volver a mancharnos la nariz.
He vuelto a aquella ciudad que me prohibí tiempo atrás. Sigue tan bonita como siempre, aunque ahora tenga otro color. Ahora tiene el tono de un muffin de chocolate y la estación de tren huele a cookies de chocolate blanco y café con leche en vaso para llevar. Sus calles suenan a gente desconocida riéndose y la plaza principal recoge en silencio las voces de una madre riñendo a su hijo por golpear el balón demasiado fuerte. Sus aceras tienen marcadas las huellas de dos noches que no olvidaré y hay paredes que saldrán recogidas en esas fotos que nos salieron movidas.
He vuelto a escribir en páginas que creí acotadas con las líneas del recuerdo. No he borrado nada, sólo he puesto más notas al margen para recordarme a cada momento que la vida es como ese verso de García Montero que dice que "vivir es ir doblando banderas".
Esa ciudad ahora tiene color naranja y, aunque tú no lo sepas, también tiene color azul. Nunca podré pensar en ella sin acordarme de nuestras risas a las 5 de la mañana caminando por el paseo marítimo para conquistar las farolas que en algún momento dejaron de iluminar.
Gracias por ser, por estar y por (a)parecer.
Cuando pienso en ella, pienso en mí cantando a plena voz "Many shades of black" mientras tú cerrabas los ojos y te dejabas mecer. También pienso en ti dejándome boquiabierta con tu versión de "Always on my mind". Todo un crooner.
No vas a leer nunca esto, pero sé que lo sabes. Gracias, de nuevo, por teñir mi vida (y mi jersey) de rayas horizontales naranjas y azules. Por animarme a hacer esa locura, por regalarme dos noches doradas. Eres grande, amigo. Muy grande.
Simplemente hermoso, lleno de sentimientos que me dejaron sonriendo de tímida nostalgia. Me has hecho recordar épocas doradas también, me has ayudado con estas palabras a ser agradecida y a decir "hoy también puedo vivir sin ti". Gracias también por pasarte por mi Blog, hermoso detalle y me alegra en demasía que te esté gustando Jardín.
ResponderEliminarUn beso y un abrazo desde la distancia.