lunes, 31 de octubre de 2011

El café lo he hecho yo

Tú no lo sabes pero me haces mucho bien. Quedar contigo me ayuda a no sentirme sola y a volver a soñar con eso que siento cuando estamos juntos.

Sé que para ti no soy una opción, soy tu prioridad y eso me asusta y me da miedo, tanto que no sé si seré capaz de cumplir tus expectativas, pero me agrada de tal modo que lucharé por estar a la altura de lo que esperas, que estoy segura que es menos de lo que imagino y más de lo que soñaste. ¿Que por qué lo sé? Porque eres como yo.

Se te ilumina la cara cuando te miro y si te digo que me lo paso bien estando contigo me haces burla e imitas con voz de niño chico porque tú también te sientes bien, pero a tu edad, a un paso de los 30, esas cosas no se dicen; no se dicen porque sería mostrar una debilidad que no se puede permitir tener un quasi doctorado como eres tú. Porque tú eres un freak y un geek de órdago a la grande. Sí, tú no puedes volver a tener una ilusión con una chica porque estás plenamente dedicado a tus experimentos sin embargo sí que puedes tener una amiga dos edificios más allá a la que vas a buscar para desayunar cuando menos se lo espera e invitas a yogurlados cuando nos echan a trompicones del laboratorio. Eso sí que lo puedes tener. Eso no implica nada serio aunque me pidas matrimonio con after-eights y me prometas que nos casaremos en las Vegas. Eso es como dejarse llevar por la vida y acabar viviéndola, que son cosas distintas.

Me recoges en coche y nos vamos a un sitio para no pensar y acabas mostrándome las estrellas. Tú sólo sabes situar la Osa Mayor y yo te descubro que eso que para ti son estrellas fugaces son aviones con destino Oporto. Tú me hablas del copago sanitario y yo de las tapas de mi ciudad que tanto echas de menos. Tú me dices que no te gusta verme triste y yo de mis ganas de hacer un maratón Starwarsiano por enésima vez. Yo te veo sonreír con la mirada y tú me pides un beso. Tú te asombras con algunos de mis conocimientos y yo me doy cuenta de que tú no estás acostumbrado a eso, a algo tan sencillo como que te entiendan. Yo tampoco P.

A veces me pregunto si realmente la magia de todo es que yo soy más empática de lo normal o es que últimamente tengo la suerte de encontrarme únicamente con gente con la que soy compatible. Ambas opciones me aterran porque soy consciente de que son efímeras y finitas.

Sin embargo, tú me dijiste que había nieve en la ventana y yo fui consciente de lo que eso significaba. Así que debe ser que tengo suerte, que tú me estás poniendo a 0 el marcador del cariño y dentro de poco no tendré excusas para quejarme.

Y es que... ya lo dice todo el mundo, P. es como tú pero en chico.

"¡Coño que frío hace en la ciudad! O estoy soñando o hay nieve en la ventana"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.