domingo, 29 de julio de 2012

Una duda

¿Qué hay de malo en ser feliz? En intentar algo y ver qué pasa. A simple vista nada, aunque parece que en mi entorno no hacer las cosas como se tienen en mente - sólo en algunas mentes... curiosamente en las suyas, no en la mía - es algo malo.
No sé qué se siente teniendo 55 años y una hija, es cierto, sin embargo sí sé lo que se siente teniendo 24 y queriendo a alguien. No creo que idear un viaje de 5 días con un chico sea un atentado hacia la decencia, es más, creo que es necesario. Necesario para ver si esa relación funciona, si merece la pena seguir invirtiendo tiempo, ilusiones y esperanzas en él, si todo es real o no.
No. La respuesta fue un no cuando se lo planteé.
Sí. Ésa fue la realidad.
Sí porque no estoy haciendo nada malo, sí porque un hijo ha de ser consecuente con lo que quiere y ser maduro, sí porque es una decisión meditada mía y sí porque es lo que me apetece.
No entiendo, ni creo que lo haga, cómo funciona nuestro cerebro para olvidar lo que algunos de nosotros hicimos años atrás e impedimos hacer a nuestros descendientes cuando, de un modo sincero, nos plantean lo que anhelan siempre y cuando entre dentro de una lógica.

A pesar de todo D. me hizo feliz de principio a fin y por ello, porque lo sabía, es por lo que he dado este paso. Me duele discutir con mis padres pero he de construir poco a poco mi felicidad, les guste o no.

sábado, 7 de julio de 2012

A un fantasma del pasado. Dark Knight.

Me despedí de ti hace unos meses. Tú decidiste que era el momento de partir, yo de dejar de hacer el idiota contigo. Sentir por quien no siente es algo que no se decide pero que debería de ser, como mínimo, opcional. Sea como fuere, el caso es que acabo de revisar el correo y tenía uno de esos mails absurdos que te mandan distintas redes sociales pertenezcas o no a ellas. Me dio por abrirlo y allí estabas tú otra vez. Esa misma red que nos unió años atrás y en la que nos reencontramos no hace mucho tiempo volvía a llamar a mi puerta. No negaré que me sobresaltó ver cómo el destino es caprichoso y hace que vuelvan a la mente personas de las que ya no queremos saber nada. Sin embargo, y dado que no puedo evitar este tipo de "coincidencias", sí que me he permitido el lujo de prevenir las siguientes que pudieran darse: bloquear cualquier tipo de mensaje proveniente de esa página, primera medida; inhabilitarte en el caralibro a pesar de no tenerte como amigo, si no me interesa tu vida, tampoco quiero que tú tengas ningún tipo de acceso a la mía, aunque sea nimio y sólo puedas ver mi nombre, no quiero aparecer en tu lista de búsquedas y si pudiera, también me borraría de tu Spotify.

Nunca he entendido por qué me conservaste, y de hecho sé que lo haces, en esas cosas. Me diste puerta dos veces, ¡¡dos!! A mí me valió la primera para aprender, en la segunda me recreé en mi dolor y en lo que creí que era amor.. pero eso es otra historia que no te concierne escuchar en estos instantes. Porque sé que de vez en cuando vienes por aquí, te paseas y te vas. Siempre silencioso, no fuera a ser que escucharte o leerte a ti mismo, de ciento en viento, te fuera a hacer daño por descubrirte en realidad quién eres y qué sientes. ¿Para qué mantenerme ahí? Sé que, a pesar de mis millones de imperfecciones, tengo algo que a ti te gustaba y no es físico -obviamente-. Quizá mi manera de entender la música, estos textos, los abrazos que te di o los besos que siempre tuve la sensación de tener que rogarte que me dieras. No sé qué es, pero hay algo que te atará siempre a mi ser. Si vieras el mundo desde mi orilla, te darías cuenta de que sólo es una sensación y de que lo mejor es conservarla hermética en una tubería que una tu corazón el mío y pero no genere ningún tipo de reacción más. Para mí fuiste muy importante, fuiste.

Ahora, que hay alguien que le da color y música (¡¡música!!) a mi vida plenamente, sólo deseo que tú también lo encuentres. Esté donde esté. Deja de tenerle miedo a la vida y enfréntate de una vez a ella. Cuando te conocí me dijiste que en segundo de carrera habías cogido tu vida, la habías hecho una bola y la habías arrojado a la papelera... Vales demasiado como para ser únicamente lo que te estás permitiendo ser.

Con respeto y afecto,

aquélla que una vez te descubrió "little black submarines" surcando la noche de aquél viernes que nunca llegó a ser.