domingo, 11 de septiembre de 2011

Santiago

Cuando pienso en esta ciudad no pienso en peregrinos; pienso en amigos y en universidad, en futuro que ya es pasado y en presente que es sueño, pienso en lluvia como arte y en silencio como forma de expresión, en abrazos y en discursos, en estaciones de tren que conectan almas, en despedidas con llantos ahogados, en esfuerzos para no defraudar, en decepciones estrelladas en paredes de piedra, en camareros, peluqueras, agentes de policía... En conciertos en la Capitol y en conversaciones con artistas que se convierten en conocidos que te sonríen por la calle la mañana siguiente, en cenas de amigas, en noches de San Juan irrepetibles, en cumpleaños en solitario, en pedir perdón, en recibir perdones... en una parte de mi vida que no sé cuándo acabará, en recibir llamadas nocturnas y en olor a piedra mojada.

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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.