sábado, 17 de septiembre de 2011

Los hombres de mi vida

Un tipo que huele a Rock & Roll







"¡Qué gran diferencia! Ellos y nosotros. Los buenos y los malos. El saber y la ignorancia. El rock and roll y todo lo demás".  
Uno de los hombres de mi vida.


Acabo de comprarme el libro que autobiografía la vida de uno de los hombres de mi vida en este país. Sí, uno de esos héroes de barrio, camisas de cuadros, vaqueros negros y botas de cuero. Todos los hombres de mi vida son reconocibles por ello, su pelo largo, su guitarra, su melancólica aura y unas gafas de sol que tienden a ocultar las almas más puras y originales que jamás hayáis podido vislumbrar. Son sensibles pero fuertes, a su manera, ya sabéis. Músicos, amantes de la música, del arte, de la belleza.

Las RayBan no me dejan ver ningún atractivo en otro tipo de chico, supongo que soy una mujer fiel por naturaleza.

¿Cómo divisarles en un bar? ¡Sencillo! Estarán solos y pensativos, no te llamarán la atención a primera vista, sin embargo, serán aquellos que hagan que no dejes de mirarles intentando descifrar qué recorre su mente. Son chicos en blanco y negro. Heartbreakers profesionales, sin embargo los compramos como solitarios experimentados. Nunca suelen dar con la chica adecuada, a todas nos falta algo... siempre. Nunca somos lo suficientemente bohemias, nunca lo bastante soñadoras, nunca .... hasta que desaparecemos y, entonces, somos las chicas de la canción. Las perfectas ex. El complemento directo inversamente proporcional en lo adecuado a lo que te hicieron creer. Daiquiri blues.

Y eso hace que no puedas dejar de amarles. Tienden a tener un elevado porcentaje de toxicidad rondándoles, pero ¡ay de ti! piensan en ti como en ninguna y tú lo sabes, por eso te quedas. No sabemos vivir sin ellos. Riesgo y altura.

Personalizan su guitarra, su piano (delantera de Ford Capri incluida), su funda de guitarra... Nada es al azar y todo tiene un por qué, que si has escuchado a Dylan lo suficiente como para agarrarte a él como tabla de salvación, sabrás interpretar. Tú, ingenua, que creías que eras la única que leía a Bukowski por las noches, has encontrado en él, el tímido de la clase, el diamante en bruto, la alianza que encaja en tu dedo. Te felicito, te has unido al club.

Y ahora, que sabes de lo que hablo, que por su culpa te has escuchado mil veces la discografía de Bruce Springsteen, te sabes los set list de las 5 últimas giras y crees que tu vida no sería igual sin la invención de las Telecaster, he de decirte que nunca vas a volver a ser la misma porque acabas de descubrir algo único. Has bailado bajo la lluvia. Has entrado en ese mundo mágico que hay oculto bajo el manto del rock, de la búsqueda de la liberación (de almas, de pueblos, de sentimientos... pero siempre  liberación), de lo auténtico. Ya no te encandilarán los guaperas del pub cuando al hablar te recuerden cancioncillas insustanciales de cantantes pastelosos. Buscarás chupas de cuero como señales de salvación. Entenderás esas conversaciones indescifrables para el común de los mortales en las que: Fender, Sg, Les Paul y riff sean constantes. Soñarás con la Ruta 66.

Sí, nena (permíteme la licencia); una púa se esconderá en tu cartera y, fíjate, ahora te estás debatiendo entre ir a ver a Kiss o a Metallica. ¿Te acuerdas de cómo eras antes? ¿No? Claro... tú naciste al son de The House of the rising sun, te acunaron más de una y de dos veces Héroes del Silencio, tus primeras palabras en inglés fueron tarareadas con Riders on the storm... ¡Has tenido suerte!

Ninguno de ellos me va a regalar flores, ni irá corriendo a la estación de tren para pedirme que me quede un día más, tampoco me escribirán cartas de amor... sin embargo, sabrán qué canción poner cuando me encuentre completamente K.O., cuando esté como Kid Chocolate, tumbada en la lona. Tienen claro que se me conquista de manera simple y constante, de manera natural, siendo ellos mismos. Din don, fuego en el ring.

Y, finalmente, conseguirán que el balance de heridos sea, como no podía ser de otro modo: Black Hawk, derribado.


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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.