sábado, 17 de diciembre de 2011

That´s me

¿Cómo es la chica que se esconde tras estas letras? Si alguna vez te has parado a leer mi blog creo que lo sabrás. Me he desnudado ciento y pico veces, una por cada entrada. Has visto mi pecho, henchido de amor o fragmentado en partes también por él. Mi espalda, aguantando todas y cada una de mis decepciones, también mis propios fracasos. Mi cara, porque has leído mis lágrimas. Mi pelo ondeando al viento cuando he compartido sueños. Mi dentadura cuando le he pegado algún que otro mordisco a la vida. Sin embargo...

Sin embargo no podrías decir si soy alta o baja, guapa o fea, gorda o delgada... Te ayudaré.

Soy joven, sí, tengo una edad indeterminada que me encasilla entre los 20 y los 30.
Morena, heredado de mi madre. Tenemos el pelo igual: brillante, oscuro, con fuerza. El mío es ondulado. A veces lo aliso y me convierto en la viva imagen de mi progenitora cuando iba a la universidad, otras, como es esta etapa, me lo rizo y me parezco más a mi padre. Me encanta ir a la peluquería y que me digan que les recuerda al suyo. Sonrío y escucho los piropos que, sin necesidad, se deshacen en regalarme y me siento como una niña pequeña orgullosa de que su padre haya sido capaz de levantarla en brazos para ver la cabalgata de Reyes mientras el resto de niños intentan ponerse de puntillas hasta casi caerse.

Mis ojos son grandes y cambian de color según mi estado de ánimo: verdes o marrones, a elección del consumidor, porque según me hagas sentir, serán así o asá, por lo que queda en tu mano colorearlos. Alguna vez me dijeron que tenía una mirada intensa. Incluso que son bonitos. Vale... sí, también soy miope y un pelín astígmata, pero algún defecto visual por culpa de tanto laboratorio tenía que tener. Así que también puedes ponerme gafas, de pasta, rojas, como las que se llevaban en los 70 pero sin ser las desgraciadamente-utilizadísimas Wayfarer. Ponme alguna vez también lentillas, no se te olvide.

Dibújame de estatura media. Para ser chica no soy muy alta pero tampoco bajita. Cálzame unas botas altas, me encantan. No se te olvide pintarme las uñas de algún color fuerte: rojo sangre, azul Clein, morado, negro...
Delgadita, no huesuda, por favor. Mi piel es suave y suelo oler a colonia de chico. Me pierden...
Tengo unas orejas poco llamativas y mi nariz es chiquitina. Dicen que mi risa es contagiosa y que mi sonrisa es bonita. También que transmito cualquier tipo de sentimiento o sensación sin ningún tipo de esfuerzo. Eso me gusta.

No soy guapa aunque alguna vez me lo hayan dicho, soy... ¿cómo decirlo? Achuchable, quizá. Tengo aspecto de chica buena, porque lo soy, pero no tonta, aunque a veces pueda parecerlo. Ahora que lo pienso puede que la palabra sea agradable. Sí, tengo una cara agradable.

Soy el prototipo de amiga simpática de la guapa del grupo. Soy la chica que te llevarías a un concierto, aquélla con la irías a tomar un café o incluso de compras para aconsejarte, la que te escucha cuando te apremia hablar de algo y la que conseguirá hacerte sonreír sin motivo alguno. También soy la que te prestaba los apuntes en la facultad y a la que le preguntabas tus dudas.
Es cierto, soy todo eso, pero mi otro lado, .... mi otro lado aún está por descubrir y eso es mejor que lo hagas cara a cara. ¿Te apuntas?


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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.