lunes, 31 de octubre de 2011

El café lo he hecho yo

Tú no lo sabes pero me haces mucho bien. Quedar contigo me ayuda a no sentirme sola y a volver a soñar con eso que siento cuando estamos juntos.

Sé que para ti no soy una opción, soy tu prioridad y eso me asusta y me da miedo, tanto que no sé si seré capaz de cumplir tus expectativas, pero me agrada de tal modo que lucharé por estar a la altura de lo que esperas, que estoy segura que es menos de lo que imagino y más de lo que soñaste. ¿Que por qué lo sé? Porque eres como yo.

Se te ilumina la cara cuando te miro y si te digo que me lo paso bien estando contigo me haces burla e imitas con voz de niño chico porque tú también te sientes bien, pero a tu edad, a un paso de los 30, esas cosas no se dicen; no se dicen porque sería mostrar una debilidad que no se puede permitir tener un quasi doctorado como eres tú. Porque tú eres un freak y un geek de órdago a la grande. Sí, tú no puedes volver a tener una ilusión con una chica porque estás plenamente dedicado a tus experimentos sin embargo sí que puedes tener una amiga dos edificios más allá a la que vas a buscar para desayunar cuando menos se lo espera e invitas a yogurlados cuando nos echan a trompicones del laboratorio. Eso sí que lo puedes tener. Eso no implica nada serio aunque me pidas matrimonio con after-eights y me prometas que nos casaremos en las Vegas. Eso es como dejarse llevar por la vida y acabar viviéndola, que son cosas distintas.

Me recoges en coche y nos vamos a un sitio para no pensar y acabas mostrándome las estrellas. Tú sólo sabes situar la Osa Mayor y yo te descubro que eso que para ti son estrellas fugaces son aviones con destino Oporto. Tú me hablas del copago sanitario y yo de las tapas de mi ciudad que tanto echas de menos. Tú me dices que no te gusta verme triste y yo de mis ganas de hacer un maratón Starwarsiano por enésima vez. Yo te veo sonreír con la mirada y tú me pides un beso. Tú te asombras con algunos de mis conocimientos y yo me doy cuenta de que tú no estás acostumbrado a eso, a algo tan sencillo como que te entiendan. Yo tampoco P.

A veces me pregunto si realmente la magia de todo es que yo soy más empática de lo normal o es que últimamente tengo la suerte de encontrarme únicamente con gente con la que soy compatible. Ambas opciones me aterran porque soy consciente de que son efímeras y finitas.

Sin embargo, tú me dijiste que había nieve en la ventana y yo fui consciente de lo que eso significaba. Así que debe ser que tengo suerte, que tú me estás poniendo a 0 el marcador del cariño y dentro de poco no tendré excusas para quejarme.

Y es que... ya lo dice todo el mundo, P. es como tú pero en chico.

"¡Coño que frío hace en la ciudad! O estoy soñando o hay nieve en la ventana"

jueves, 27 de octubre de 2011

Recuerdos de este Octubre que acaba

Yo: "Tengo ganas de incendiar la nieve". (Tras tres cervezas y dos cafés en la Casa das Crechas)

Ma.: "¡Cantas muy bien!" (20 cápsulas de hidroclorotiazida después de dos horas de no-dormir y una noche con sabor a pastas de canela)

A.: "Contigo el laboratorio no es lo mismo, pero sin ti no sería nada". (Cinco informes, veinte experimentos y dos meses de laboratorio juntos)

X.: "Te debo 100 cervezas y dos tiros de tequila, y lo sabes, y lo sé, y a mí se me olvida, pero tú no te acuerdas, así que la culpa es de los dos". (Lógica aplastante aportada por el aire viciado de una mezcla de nítrico y perclórico 1N)

An.: "Me gustan esos pantalones nuevos, te hacen más... comestible". (Percepción sulfúrica de un lunes cualquiera en un laboratorio cualquiera de una facultad concreta)

Ma.: "A ti no te hace falta maquillarte, tus ojos te visten". (Confesiones de alma desubicada a altas horas del día en una casa aún por conocer)

M.: "Me pareces muy bella, no creo que a ti no se te acerquen los tíos. Eres guapa, joder". (Seis zumos de melocotón y dos botellas de agua más tarde a esa hora en que el sol se esconde en una plaza de piedra, en el café de E., sin E., pero con M. y T.)

T.: "Me ha encantado el concierto. No por Carlos, que siempre está bien, sino porque es el segundo concierto suyo al que vamos juntas. Lo has vuelto a hacer único" (Unos cuantos discos firmados y minutos después de una actuación que nadie borrará jamás de mi memoria)

P.: "Quiero sacarme el carnet de piloto para llevarte a las Vegas y casarnos allí". (Pico Sacro como único observador de unas confesiones y desvaríos que nunca creí llegar a tener con nadie)

P.: "Tú y yo no queremos tener hijos porque nos pasa lo que a Sheldom, los dos sabemos que no querríamos a un niño que no supiera hacer derivadas" (Verdades que no duelen en lugares que sueñan cerca de un olor permanente a piedra mojada)

M.: "No es agradable ver cómo te autodigieres. No quiero verte así otra vez. Deja de poner esa sonrisa cínica, sabes de lo que hablo" (Razones que anulan la voz noches en las que sólo necesitas un abrazo)

An.: "Tienes esa jodida capacidad de hacer sentir a todo el mundo bien sólo con estar escuchando. Me das asco.. mucho asco... es mentira, te envidio, pero tú esto no lo sabes". (Bipolaridad de bata blanca)

M.J.: "No me digas que tú no tienes confianza en ti misma porque proyectas lo que eres y lo que quieres y tú eres una tía que podría ir con un vestido rojo putón y parecer toda una señora porque se lo creería" (Caricias sonoras tardes en las que abrirías una brecha en la pared con las pestañas)

A.: "Eres la única tía con la que no sería capaz de tener sexo sólo por tenerlo. Contigo tengo que hacerlo queriéndote. ¡Qué coño! Contigo sólo se puede hacerlo queriéndote, eres demasiado especial" (Ex-presiones que me llevan pensar qué debería ser y por qué dejó de serlo).

P.: "¿Te gustan los after-eights? ¡Dios! ¿Tú no te llamarás P. y serás un tío? ¡Eres yo en tío!" (Tu yo es mi tú pero sin dejar de ser yo. Yo, mi, me, contigo)

M.J.: "No hay ni uno normal y lo peor es que aunque lo sabemos no perdemos la esperanza" (El que espera, desespera)

A.: "Me acabo de quedar sin palabras. Sólo podías hacerlo tú". (Regalos inesperados que no cuestan nada y valen todo)

M.: "Te voy a echar tanto de menos que acabarás viniendo a Vigo para que te pague lo que te debo" (Recuerdos de deudas contraídas en momentos dulces que ahora amargan)

P. o J. o quizá los dos: "Podría pasarme la vida entera hablando de música contigo" (Sueños que nunca se cumplen)

X.: "En Noviembre te arrastro por las orejas al FNAC, ¡tenemos que desvalijar esa puta tienda!" (Revolución para ¿Cuándo?)

Y mil frases más que han hecho que merezca la pena estar aquí un mes más, aunque ya sea un mes menos. Gracias, gracias, gracias....


miércoles, 19 de octubre de 2011

Morir o matar


Dijiste: "Hay cosas que tenemos que aprender,
yo a mentir y tú a decirme la verdad,
yo a ser fuerte y tú a mostrar debilidad,
tú a morir y yo a matar."

Así que, si aún andas por aquí,
y alguien vuelve a prometerte amor,
con dinero, encanto y alguna canción,
por favor, prepárate para huir.
Vete lejos y limítate a observar
esta escena tan vulgar.

Y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas,
y te observaré durmiendo y me pondré a susurrar:
"nuestras almas no conocen el reposo vida mía,
pero si hay algo que es cierto es que
te quiero un mundo entero con su belleza y su fealdad.
¿Por qué no puedes aceptar que esto no se trata más
que, amor mío, de morir o de matar, de morir o matar?"


domingo, 16 de octubre de 2011

A perfect present

Ya sé qué quiero de regalo de Navidad.  Sé que aún no es tiempo para elegir qué queremos y que por el momento nos salvamos de que los anuncios nos intoxiquen día y noche con las colonias, juguetes y joyas pero yo lo tengo claro.

Me prestaría muchísimo ir aquí.  Cualquiera que me conozca sabrá de mi absoluta debilidad por el queso. Me encanta en cualquier forma y variedad, aunque mientras más curado y más fuerte, mejor. Una comida ahí o.. ¡aún mejor! una cena, serían el regalo perfecto para mi ratonil alma.

Ojalá se me cumpla el deseo. Me despido con olor a fondue...

sábado, 15 de octubre de 2011

Mi escondite favorito


Mi última semana para disfrutar de él. Prometo hacerlo al 100%.



jueves, 13 de octubre de 2011

Un réquiem por tu alma, C.

En ocasiones como hoy, me siento sola en esta ciudad. Me encantaría no tener que bajar ni veros la cara ni a ti, C., ni a M., tu perrito faldero. Iré por cuestión de cortesía, por educación y porque, la verdad, no tengo por qué ocultarme de vosotras, pero desde que habéis llegado me encuentro menos a gusto, si cabe, en este pútrido lugar.

Sé qué cara me vas a mostrar, C. Te conozco. Tu altisonante e incordiante voz volverá a hacer acto de presencia y esa risa con aires de superioridad que te gastabas el año pasado resonará en mi cabeza. Me perdonarás la vida todos los segundos que tenga que compartir en la misma habitación que tú y vendrás a saludarme porque yo no moveré ni un solo pie: "¿qué taaaaal?", masticarás esa "a" tanto que parecerá que te has tragado un chicle Boomer. Y yo rumiaré un "brfff" que vendrá a significar bien, no me apetece verte y ojalá no me dirijas más la palabra.

Comentarás en alto, lo suficientemente alto como para que yo te oiga, esté donde esté, que vais a salir esta noche, que tienes novio (tú desconoces que yo ya lo sé, pero como ves, aunque una esté alejada del mundanal ruido, los ecos de la urbe resuenan en mi refugio ascético), que F., J., R. o X., como quiera que ese pobre incauto se llame, os vendrá a buscar, y que te ha regalado ni-sé-ni-me-importa-qué. Me jugaría la vida a que quieres saber qué tal está mi corazón ahora, si sigo con A., si he conocido a alguien, si he engordado o si sigo adelgazando; tranquila, lo vas a seguir sin saber. No es bueno tener demasiada información, después le acaba jugando a una malas pasadas.

Yo nunca he sido como tú, ni he tenido esa vida de princesa de cuento por la que los chicos se pelean. A mí no me han regalado nada, ni me han venido a buscar, ni... no, yo no soy de ésas. Te has comprado zapatos nuevos, esos que oigo resonar en el pasillo. Yo ni siquiera me he puesto falda.
Tú has tardado 3 horas en maquillarte porque hoy no he sido yo la que te ha ayudado, has probado 5 modelos porque no te he aconsejado y te mueres por encontrar a alguien que, como yo, te acabe diciendo: "éste". Y ese éste vale para ropa, maquillaje, zapatos o novios.

Unos vaqueros, unos zapatos planos y una camisa de cuadros son mi indumentaria. No me he maquillado ni la cara ni el alma.

A mí no me llamarán mañana para despertarme con un "te quiero", no me van a regalar flores el sábado y no me van a invitar a pasear por Riazor, sin embargo, yo puedo dormir tranquila todas las noches, aunque sea sola, porque sé que hice lo correcto. Ojalá tú puedas hacer lo mismo, yo de ti, me habría roto la cabeza contra una pared de tanto que me equivoqué pero chica, cada uno es como es.

martes, 11 de octubre de 2011

Carta a mi yo del futuro (I)


Sé que hace tiempo que no te escribo. Años ya. Esta vez no te voy a prevenir de cosas que papá me ha ido comentando que ocurrirán (y siempre pasan tal y como él las ha predicho) ni te voy a recordar esos consejos que mamá me da para no caer en la trampa que conlleva tener 50 años, intentar aparentar 25 y terminar pareciendo que tienes 83. Por una vez te voy a hablar desde el pasado y voy a animarte.

Sé que lo que acabas de hacer es duro para ti, pero también es beneficioso para tu futuro. Sabes que eso que siempre te dice papá es verdad "con confianzas pero sin confianzas". Ten confianza en ti misma porque  lo vales. Eres distinta a todas las demás porque sabes qué te diferencia y nunca has intentado parecerte a nadie. Con tus cosas buenas, malas y regulares pero ahí vas, con la cabeza bien alta y tirando con toda la fuerza del mundo. ¡Joder, tía! ¿Te das cuenta de dónde has llegado? Título de licenciada... ¡Vamos ya! Ninguna de todas esas escuálidas y pluscuamperfectas barbies con las que te encuentras por la calle es capaz de mantener una conversación de 10 minutos con un chico y tú, sin embargo, eres capaz de hacerles reír. Siempre, ésa es tu baza. Juégala bien, pequeña. Llegará tu momento pronto, el Jackson Teller de tu vida aparecerá y estarás en el nivel adecuado. Y si no llegara, no te desanimes, tú eres todo lo que tienes tú. Sé que te hablo desde un momento extraño y que si estás leyendo esto es porque estás en otro aún más raro. Confía, siempre confía.

Quique dice que la vida te lleva por caminos raros y tiene razón. Hace un año por estas fechas te peleabas con unas cuantas prácticas de laboratorio, tenías un grupo de amigas que se desmoronaría, un novio que no duraría (¡como todos!) y un cuerpo al que le estabas restando kilos y sumando felicidad. ¿Te das cuenta de que ahora usas una talla 38? ¿De que llevas las mismas gafas que mamá en los 70 y las mismas camisas que papá? ¿Te das cuenta de que has estado en el otro lado del charco dos veces? N... lo tuyo hay cuerpo que lo aguante.

Has conseguido llegar a mostrar al universo qué chica eres y lo mantienes y defiendes cada día. Nuevo corte de pelo (venga, reconócelo... en el fondo adoras esa media melenita con ondas... sí, tienes tu punto loco y sin embargo a tu cara le sienta bien. ¿No te recuerdas? Busca la foto, estabas muy favorecida), nueva ropa, nuevas gafas,.. y sin embargo es como si hubieran estado ahí siempre. Te encuentras cómoda porque es lo que te gusta, es lo que eres. No cambies por nada ni por nadie.

En cuanto a tu jukebox, sigues teniendo un gusto envidiable, chica. Has salido a tu padre. Be proud of it, honey! Espero que tu chico lo comparta...y si no..¡cambia de novio! No te mereces un aprendiz de mago, tú buscas un Houdini, nena, tenlo presente.

¡Oh! Me alegra ver que tu corazoncito de vez en cuando, siempre en soledad, se emociona. Eso quiere decir que aún sientes algo. También eres esas lágrimas en la cama por la noche cuando todos duermen. Sí sí, ya sé... "lo estoy pasando mal y tú haciendo de profeta Isaías". N, eso también pasará y si no me crees... recuerda por qué te estoy escribiendo. ¿Lo ves? Hay cloacas más sucias y más bajas en las que ya has pasado alguna que otra noche.

Veo que aún no te has hecho con la Harley Custom. Cada vez te falta menos para tenerla, tranquila, llegará.

Tengo a M. esperando y no puedo escribirte más por ahora, pero quiero que sepas que continuaré dejándote mensajes. ¡Ah! Deja de comprarte discos y libros... ya no te entran más en casa.... mejor dicho, ¡cámbiate de casa!
Keep on rockin´N. SAMCRO.




                                                     


domingo, 9 de octubre de 2011

Wish you were here (II)


Al final falté a mi palabra y tuve plan por la noche. Después de luchar contra mí misma, volví a caer en las redes de la música y fui a ver a los Pink Tones. El espectáculo para los demás fue genial. Una gran inversión en luz, sonido (¡impecable!), sucesión de grandísimas canciones y un ambiente verdaderamente acogedor.

Para mí, en cambio, podríamos dividir la noche en: canciones previas a "Wish you were here", en las que tenía el corazón en un puño hasta que empezaban por si acaso eran y, una vez visto que no, pude disfrutarlas; y canciones posteriores a "Wish you...." en las que no recuerdo muy bien qué sucedió porque me venías a la cabeza.

Sé que quizá después de 8 meses (¡ya 8!) de separación desde la ruptura esto es tan absurdo como abrazarte después de discutir, pero me es completamente imposible no hacer ninguna de esas dos cosas. No puedo escuchar esta canción sin asociarla a ti. Me encantaría poder coger una goma Milán de estas enormes que llevan ahora los niños al cole y borrar los sentimientos que hacen que me estremezca de nuevo cuando escucho: "The same old feel, wish you were here". Lo haría porque me da la sensación de que esta vez no se va a pasar. ¡Tú siempre tan distinto a los demás!

En cuanto empezaron a tocarla, fue como si me volvieran a llegar todos y cada uno de los mensajes que nos enviamos en Nochevieja. También recordé los días previos, cuando fui a ver el concierto de Arizona baby y Los Coronas y te lo conté emocionadísima (no te haces a la idea de la energía que empleé en soñar que vendrías a verlos conmigo). Recordé mi loca idea de ir a Coruña sólo por estar contigo dos minutos el día después de mi primer examen en Enero porque me había salido fatal y también recordé no hacerlo por miedo a que no quisieras verme y a interrumpirte. Me vino a la mente el cosquilleo nervioso que sentía al bajar la calle que me llevaba a la estación de tren el día que te conocí. Volví a sentir a aquel primer y maravilloso abrazo...

En fin, que sigo siendo la misma tonta que escribe textos en los que 2 de cada 3 párrafos, aunque no estén escritos sobre ti, llevan tu nombre.

Supongo que eres el chico ideal para mí porque tengo la paciencia necesaria para conservar todos esos recuerdos impolutos y sacarlos a relucir cuando necesito que estés a mi lado y no estás.

Yo: "...pues eso, que me muero por verte"

Tú: "Y yo por verte a ti. ¿Quieres que nos veamos mañana un momento? Aunque sea una hora, entre tren y tren"

Yo: "No puedo hacerte venir para eso. Esperaré al viernes aunque me muera de ganas de verte".

Tú: "Las dos únicas razones que me vienen a la cabeza por las que no iría serían que interfiriera demasiado en tu plan de estudio para el examen del viernes o que no te apeteciese"

Yo: "¿Pero no ves que me vas a hacer sentir cargo de conciencia por hacerte venir? Me parece un capricho y no te voy a hacer venir por un capricho tonto mío y lo de que no me apeteciese lo obvio, porque si te lo tengo en cuenta te echaría sulfúrico por la pantalla. Somos idiotas, los dos."

Tú: "Sí, supongo que sí, pero la vida es dura y no puedo evitarlo"

Yo: "¿El qué?"

Tú: "Necesitar tanto verte, aunque sólo sean 5 minutos".


Y si eso no es amor, lo que yo quiero tampoco lo es. Nunca me conformaré con menos Dark knight, nunca.

sábado, 8 de octubre de 2011

What a plan!

Hoy, que estoy sola en esta ciudad, no tengo planes y tengo el frío justo para necesitar un abrazo, he decidido acercarme por la tarde a por un yogurlado. Iré bien pertrechada con un libro, lo comeré en el Obradoiro  o quizá en mi parque favorito de aquí mientras veo la gente pasar y, por la noche, disfrutaré del genial humor de Tim Minchin, porque...  sinceramente, hoy sólo me apetece jazz.


jueves, 6 de octubre de 2011

Fuck you, people

NOTA: Esta entrada es simplemente para desahogarme. Contiene insultos e improperios de diferentes clases que no son propios de este blog, sin embargo, he sido incapaz de contenerme. Ruego se me perdonen estas vulgaridades y no se sientan ofendidos los lectores. No será la línea a seguir en próximas publicaciones, se lo aseguro.
Harta. Hastiada. Cansada. Decepcionada. ¿Por qué nadie se toma en serio sus obligaciones? ¿Por qué nadie respeta sus compromisos? A todo el mundo le da igual todo y luego claro, pasa lo que pasa, que se encuentran a alguien como yo, que no se toma nada a la ligera y les llama la atención.

Después de tres jodidos días devanándome los sesos por entregar un informe a la altura de lo que se supone que se espera de mí, sin ir al laboratorio porque otra profesora ha requerido mi ayuda (¡gran halago!), de haber pedido un justificante a dicha profesora para entregárselo a mi tutor correspondiente, he de escuchar esto: "¿Para qué me traes el justificante? Total tu presencia está bien, pero no tienes por qué venir todos los días. No te lo voy a tener más en cuenta para tus cartas de recomendaciones, ¿eh?"

¿Cómo que "¿eh?"? ¿Pero quién cojones te ha dado a ti el título de doctor, Espinete? Te entrego el justificante porque es mi OBLIGACIÓN (sí, se que es una palabra nueva para ti pero existe, te aconsejo busques su significado en el diccionario) venir todos los días, porque me gusta hacer las cosas bien y tener la conciencia tranquila. Porque yo he adquirido una serie de compromisos para contigo (que, sinceramente, son los que menos me importan) y con el proyecto (los más vitales porque son los que afectan a mis compañeros) que he de cumplir. Porque yo tengo palabra y si digo algo lo cumplo, ¿sabes qué significa eso? ¿Recuerdas tu genial idea de cromatografiar vía HPLC aquella muestra que quedaste en hacer tú (y luego no hiciste, mamón) y nos dejaste como auténticos subnormales delante de nuestra directora de proyecto? ¿Sabes la vergüenza y la rabia que sentí cuando tuve que disculparme por ti? No, no tienes ni puta idea de lo que es aguantar el chaparrón y el dolor que conlleva fallar a una persona a la que respetas y admiras tanto como yo lo hago con Elvira.

Eres todo eso que odio y no respeto y sin embargo, ahí me tienes, callándome la boca cuando en realidad sólo me viene a la cabeza la idea de partírtela. Me ulceras de un modo que no conseguiría jamás por vías naturales. Derramaría nítrico concentrado sobre tu apestosa y decrépita figura mientras te obligo a bailar la Danza Kuduro. Te sacaría los ojos para evitar que se cruzasen con los míos cuando estás en la misma sala que yo y te dignas a mirarme (con esos ojitos de sapo que acojonan). Te cosería la boca para no oír jamás tus sandeces ni tus insulsos discursos acerca de la ética en el laboratorio (¿acaso sabes tú algo de ética? ¿Y de moral? ¿Y de la vida en algún aspecto, soplapollas?)

No eres más que un lameculos indecente que ha llegado ahí (y jamás subirá ningún escalón) gracias a tus dotes (inigualables, esta vez sí) de peloteo. No tienes ni la más remota idea de nada pero ¡ole tus huevos, chaval! has llegado donde probablemente ni Anxo, ni Xo, ni yo lleguemos nunca.

Me he ido del laboratorio con ellos porque si me quedo dos segundos más te arranco la cabeza de cuajo, gilipollas. Te he aguantado muchas impertinencias y la tentativa de echarme hace dos semanas, no sé cuánto más habré de callarme la boca, pero al menos te puedo asegurar que por aquí echaré pestes de ti. Anxo se ha ofrecido a matarte por un precio razonable y Xo, con los cascos fuera, ha decidido que es hora de pasar a la acción. Nunca les devolveré de un modo equiparable la sonrisa que hoy han conseguido sacarme. No te soporto, me echan fuego los ojos y sólo tengo ganas de gritar, pero no puedo.

Tienes suerte, cabrón. Tengo las espaldas muy anchas para aguantar éste y muchos más desplantes que me hagas porque te puedo asegurar una cosa: yo nunca me rindo. Que te quede bien claro. No soy la típica chica que se doblega ante ti porque le hayas gritado, insultado o rebajado. Soy fuerte y no sabes cuánto y es mejor que te vayas haciendo a la idea (si es que tu diminuto e infecto cerebro de mosquito es capaz de llevar al extremo alguna línea de razonamiento que vaya más allá de la primera premisa hipotética) de que yo ganaré. Quizá no sea muy inteligente y es probable que tú te creas vencedor en batallas puntuales, pero yo resistiré y eso me hará derrocarte. Aún no ha nacido ninguno de tu deleznable especie que sea capaz de vencerme, capullo.

Y sí, ahora mismo necesito algo que me divierta. Tienes suerte de que reírme de ti me resulte tan sumamente sencillo que termine por parecerme aburrido y poco placentero, porque estaría haciéndolo hasta el día en que Wendy mande a tomar por el culo a Peter Pan después de darse cuenta de que sólo quería tirarse a Campanilla.

¡Ah! Y que sepas que mañana no pienso dejarme caer por el laboratorio, a ver quién cojones te termina de ayudar a clasificar tus putas muestras.

¡Ah! (x2)!  Bitch!

Irreflexiones de una recién licenciada vol. I

Acabo de hacer algo dejándome llevar por la impulsividad. ¿Cómo saldrá? Lo cierto es que ni idea, pero hecho está. ¿Qué es? Apuntarme a una empresa de cazatalentos. Dicho así lo primero que viene a la mente es una estafa a una supuesta estrella con gran proyección y poco talento en un despacho lúgubre y lóbrego en alguna ciudad americana con más de dos consonantes seguidas en el nombre. He de decir que, al menos en mi caso, sé que no va a ser así. En realidad me acabo de inscribir en una página en busca de una oferta de empleo en el extranjero. He seguido los mismos pasos que mi primo y, al menos a él, parece irle de lujo.

Me canso de estar aquí ya. No por la gente, no por el lugar, si no por mí misma. A lo largo de este año sé que me quedaré para concluir la beca-porta-cafés que me han dado, pero no creo que deba permanecer más tiempo en esta ciudad. Fin de una etapa.

He pensado en matricularme para hacer el FIR el año que viene pero no sé si es buena idea. Ello me obligaría a estar 4 años más en algún lugar ahora mismo indeterminado en el que especializarme y luego... ¡el infinito! Sé que es una opción altamente recomendable y que, sin duda, tener una especialidad amplía de manera exponencial la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo decente en este mundo loco. ¿Pero realmente me apetece? Tendría 29 (¡¡¡¡29!!!!) años cuando terminase y a esa edad me encantaría haber podido vivir todas las experiencias "locas" que quiero disfrutar. No es edad para seguir en los mundos de Yupi y no tener algo fijo. Mas para tener eso he de especializarme antes... La pescadilla que se muerde la cola.

Ahora entiendo aquella frase de mi madre: "te parece que estás luchando contra Goliat ahora mismo y sin embargo Goliat siempre está por venir".

Por lo pronto y ahora que sueño despierta, ¡cuándo no!, voy a seguir con estos informes que llevan tres días perforándome el cerebro. ¡Me merezco un descanso y un helado! Go for ´em!

lunes, 3 de octubre de 2011

Lápiz, tinta

He vuelto a dibujar. Después de meses sin hacerlo, el lápiz y el papel se han vuelto a unir. He disfrutado de la virginidad de una página en blanco y ... ha salido algo bonito. Surrealista pero bonito.

Cada vez tengo más cosas que decir, todas bien metiditas en sus correspondientes cajones. Hay mil textos esperando ser publicados pero ahora no. Es momento de ver la luna en una playa alejada. Observar las estrellas en una de esas calas que nadie visita. Comerse un yogur helado con toppings de cacahuete garrapiñado y volver a mancharnos la nariz.
He vuelto a aquella ciudad que me prohibí tiempo atrás. Sigue tan bonita como siempre, aunque ahora tenga otro color. Ahora tiene el tono de un muffin de chocolate y la estación de tren huele a cookies de chocolate blanco y café con leche en vaso para llevar. Sus calles suenan a gente desconocida riéndose y la plaza principal recoge en silencio las voces de una madre riñendo a su hijo por golpear el balón demasiado fuerte. Sus aceras tienen marcadas las huellas de dos noches que no olvidaré y hay paredes que saldrán recogidas en esas fotos que nos salieron movidas.

He vuelto a escribir en páginas que creí acotadas con las líneas del recuerdo. No he borrado nada, sólo he puesto más notas al margen para recordarme a cada momento que la vida es como ese verso de García Montero que dice que "vivir es ir doblando banderas".

Esa ciudad ahora tiene color naranja y, aunque tú no lo sepas, también tiene color azul. Nunca podré pensar en ella sin acordarme de nuestras risas a las 5 de la mañana caminando por el paseo marítimo para conquistar las farolas que en algún momento dejaron de iluminar.

Gracias por ser, por estar y por (a)parecer.

Cuando pienso en ella, pienso en mí cantando a plena voz "Many shades of black" mientras tú cerrabas los ojos y te dejabas mecer. También pienso en ti dejándome boquiabierta con tu versión de "Always on my mind". Todo un crooner.

No vas a leer nunca esto, pero sé que lo sabes. Gracias, de nuevo, por teñir mi vida (y mi jersey) de rayas horizontales naranjas y azules. Por animarme a hacer esa locura, por regalarme dos noches doradas. Eres grande, amigo. Muy grande.