Sí, lo sé. Soy demasiado previsible... pero es que no hay nada que, al menos a mí, me pueda hacer tan feliz como ir contigo a un concierto y saber que tú estás sintiendo exactamente lo mismo que yo, que a ti también te está haciendo vibrar el sonido de ese maravilloso bajo, el ánimo de un frontman sin igual que se deja la piel en cada palabra que sale de su boca o que llevas la cuenta de los cambios de guitarra que se están haciendo. Y sobre todo, no hay nada que iguale la satisfacción que siento cuando,de reojo, te observo y te veo sonreír; veo que se te ilumina la mirada. No te puedes hacer a la idea de lo completa que me siento. Tú, yo, el rock´n roll y la noche. Todo se resume en eso.
Y por algo así remuevo cielo, tierra, galaxias y lo que sea necesario. Sólo por verte sonreír. Sólo por compartir contigo estas pequeñas cosas que, para mí, son más grandes de lo que puedas imaginar.
Gracias por haberlo vivido conmigo, por haber vuelto a hacer que el 14 de Enero sea una fecha única; por los conciertos que vendrán.
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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.