viernes, 1 de marzo de 2013

Despedidas definitivas vol. II

Ayer por la noche salí y me encontré contigo, que no eras nadie hasta que te convertiste en el todo que ocuparía mi noche. Te llamas J. y me describiste con sólo decirte mi nombre. A partir de ahí sacaste todo y es que eres psicólogo y esas cosas según tú "vienen de serie". Entonces me paré, te miré de arriba a abajo y te hice yo tu perfil. Lo clavé. Según tú di en la diana y luego no supiste dónde meterte. Yo te hablé de licenciaturas acabadas, tesinas y oposiciones. Tú de despachos, consultas y mil cosas más. Apostaste 2 licor café a que no era capaz de descubrirte ningún grupo musical. Perdiste y aún así, yo también pagué la apuesta que no perdí.
Dimos mil vueltas por la zona vieja y me dijiste que querías que esta noche fuera inolvidable. Abriste las puertas de tu coche y empezó a sonar algo que no imaginaría viniendo de alguien tan histriónico como tú: Pink Floyd. Nos sentamos en un banco del campus y, mientras nos congelábamos, hablábamos con estos genios de fondo. Comentaste qué era para ti especial y yo pensé en lo mismo. Nos dieron las 8 y, pasando todo sin que pasara nada, tú me dibujaste a Peter Griffin en un folio. No sabías qué diálogo poner en el bocadillo y me pediste que me girase. Me diste el folio doblado y me pediste que lo abriera hoy una vez hubiera dormido.
Así es, así fue: "al final fue inolvidable :)" Así te despediste de mí a las 12 de la mañana cuando me desvelé en mi cama y lo vi. Gracias por aparecer y dejarme este regalo. Gracias.

Más adelante, a eso de las dos de la tarde, con algo de sueño cargado en la barra de vida, descubrí mil llamadas perdidas de R. a las 9 acompañadas de una cantidad ingente de whatsapps en los que me pedía cuartelillo para subir. Le escribí y le comenté que me iría sin verle. Con más ganas que resaca (y eso ya es mucho decir), vino a casa. Me relató el parte de guerra de la noche anterior, comentamos lo que debimos y lo que no. Me abrazó y se durmió en mi pecho. Sólo sé que se despertó con una sonrisa y que me dijo que me echaría de menos. Se fue a media tarde y yo sonreí estúpidamente pensando que había merecido la pena tanto ska escuchado en el laboratorio. Quiero a este chico y le echaré de menos. Ojalá la vida vuelva a juntarnos en algún momento.

En un ratito vendrá M. y cenaremos. He preparado algo sencillo que espero le guste. Se me va a hacer duro verla irse sabiendo que nada volverá a ser como fue, sin embargo, sé que las horas que nos esperan juntas van a ser increíbles. ¡Por más noches como éstas!

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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.