viernes, 5 de noviembre de 2010

Andrés



Ayer volví a ver a Andrés en directo. Y me volvieron a entrar ganas de ser la groupie de la noche, de acostarme con él e irme a casa sabiendo que, con suerte, algún día yo sería "ella" en esas canciones, al menos en una. Y entonces moriría feliz, de veras que sí.
Y lo peor de todo es que me mira en los conciertos y me sonríe, y entonces me pongo las alas y me doy al viento y vuelo, llegando tan lejos en mis sueños, que me atemoriza pensar el realismo con que los vivo.

Tengo un problema contigo, Suárez, y es que no sé si te sueño o te admiro, o las dos cosas a la vez, o ninguna... Algún día, post-concierto, me quedaré a hablar contigo y tendré el valor suficiente para preguntarte si realmente me miras a mí y me sonríes, si es cierto que me ves como yo creo que lo haces. Puede que todo sea un espejismo, que no sea más que una cara entre la multitud, si bien es cierto que cuando nos encontramos por la calle, de casualidad, en la zona vieja de Santiago, me miras con cara de reconocimiento y yo me ruborizo, apuro el paso y le doy gracias al cielo por hacer que al menos te suene mi cara...

Quiero compartir cierres del Gasteiz, Maycar y demás locales. Quiero conocerte y darme cuenta de que te he idolatrado tanto que no eres como yo pienso. No eres perfecto, no. Sólo eres un tío atractivo, uno más. Pero sigo teniendo miedo, de que me pinches el globo, me quites una de las ilusiones de mi vida y no sea mi nombre el título de ninguna canción...Hoy te he vuelto a recordar.


Su acento era milagro del viento, cruzándome en silencio la piel... "Cántame algo" y canté...

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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.