viernes, 25 de noviembre de 2011

No me lo merezco

Hoy, que el cielo no es ni gris ni azul, que la lluvia no aparece como constante por mi ventana y sin embargo he de estar aquí, el Sol me ha iluminado directamente a mí. Hoy, sin merecérmelo, me ha llegado un regalo sorpresa. Hoy, me he dado cuenta un poco más de lo mal que me porté hace unos meses.

Te habías largado, estaba sola, él apareció. Se portó bien conmigo... no, se portó insultantemente bien. Tan bien que vivía en una balsa de aceite sólo por el mero hecho de saberle en mi vida. Me dio la calma, la paz, la felicidad y el sosiego que necesité. Me apaciguó, secó mis lágrimas, me llamaba noche tras noche sólo para confirmar que mi respiración tenía la cadencia adecuada porque, aunque yo no decía nada, o casi nada, él sabía interpretar mis latidos. Siempre ha sabido. Peleaba por una sonrisa mía hasta la extenuación y si no la conseguía, no dejaba de intentarlo. 

¡Qué grandísima diferencia! Tú no dijiste "adiós" y él no dejaba de decirme "hola". Los kilómetros que nos separaban no importaban, ¿sabes por qué? Porque si notaba que yo no estaba bien, cogía un avión y se plantaba aquí en menos de dos días. ¿Sabes qué eso? ¿Qué significa? No puedo explicártelo, pero sí decirte que es lo que yo hubiera hecho por ti. Que es lo que siempre estuve dispuesta a hacer por ti.


Jamás merecí tanto. Lo reconozco. También he de confesar que yo, en mis momentos de lucidez, tuve claro desde un principio que la cosa no iba a llegar a nada. El caso es que empezamos a salir. Quien dice salir, dice decirnos "te quiero", porque viviendo a la distancia  a la que vivimos "salir" es un eufemismo que desdice mucho.
Volvió a verme. Me demostraba que me quería, que esas dos palabras y ocho letras realmente estaban respaldadas por algo. Yo me esforcé y también hice alguna de esas locurillas que se me ocurren a mí, no a la misma escala, pero sí al máximo de lo que mis posibilidades dieron de sí.

Y entonces, la oscuridad. Llegó mi cumpleaños y volviste a hablarme, yo me bloqueé. Te había obviado, no había sido capaz de enfrentarme a tu recuerdo y lo había enterrado rápido y pronto. Me habías hecho demasiado daño, te amé y eso es algo que no se puede hacer desaparecer así como así. Le dejé. ¿Te das cuenta? Tú no habías abierto la boca aún y yo ya había dejado a A. Tú, mi Dark Knight, eras sólo una sombra alargada y yo ya intentaba abrazarte.

Recé, recé todos y cada uno de los días que siguieron a mi cumpleaños para que A. no sufriera por mí y tú me quisieras. ¿Sabes lo patética que me siento? Tú no habías movido ni un dedo para demostrarme nada y yo había rechazado a aquél que habría reordenado la galaxia si hubiera hecho falta. Nunca seré capaz de explicar el dolor que me causa recordar las lágrimas que sé que vertió por mí.

Es curioso. Me porté con él mal, fatal; en esta relación era yo la que me dejaba querer... en la nuestra eras tú. ¿Y sabes? En verano, cuando no podía dormir, salía a la terraza y me maldecía por no poder amar a A. y lloraba preguntándome si es lo que te pasaba a ti conmigo. Me preguntaba y respondía por qué no me querrías, por qué me rechazabas.

Hoy, que el día parecía tranquilo, me ha enviado un regalo. El último libro de una saga que los dos leemos y yo no tengo. Hoy, que no me lo merezco -nunca me lo merecí-, me ha escrito esto: "Ya hace x años que apareciste en mi vida para acabar siendo la parte más importante de ella. Gracias por todos los momentos que hemos compartido y brindo porque sean una mínima parte de lo que nos quedan por vivir. Haré todo lo que sea necesario por ti. A.".

Hoy, que el viento sopla desde el este, sigo sin merecerme nada de lo que me ocurre y sin embargo, sólo quiero que, si lees esto, te des cuenta de todo lo que hice por ti - sin que tú me lo pidieras - y seas consciente, como yo lo soy, de que la gente que realmente nos quiere, es a la que peor tratamos.

4 comentarios:

  1. Preciosa dedicatoria para quien lo merece y quien no, sin duda alguna ;)No sufras, la vida es corta, disfrútala al máximo "pero no te traiciones nuca, no vale la pena, porque pronto se apaga la llama de fuego de la juventud, no merece la pena. Pues al final de los años sólo queda la pena, y quizá un poco de luz". Recuerda esas bellas palabras de un sabio de Ourense. Un beso enorme de alguien que te quiere ;) Suso

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  2. Tiene usted una curiosa manera de agradecer el regalo de alguien que se acuerda del día que se conocieron y para quien usted es la parte más importante de su vida, a pesar de lo que usted dice le hizo.
    P.V.

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  3. Anónimo, el fin del texto no es agradecerle el detallazo a esa persona, cosa que hice por otros medios; sino expresar un sentimiento hacia otra tercera persona (que durante muchísimo tiempo no ha sido sino primera y única).

    ¿P.V.? ¿Nos conocemos?

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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.