sábado, 15 de noviembre de 2008

Caminaba por la calle

Hacía tiempo que no salía a la calle a caminar sin rumbo, de un lado a otro, sin más pretensión que la de dejar que mis pies fueran los que me guiaran hacia una meta no decidida.
Hoy lo he hecho. Salí de casa sin mp3, para dejar que mis pensamientos fluyeran del mismo modo en que pretendía que lo hiceran mis pies: guiándose por ellos mismos, sin que les influyera nada más que su propia voluntad.
Llegué a la conclusión de que estaba perdida en el momento en el que no supe cómo seguir con el hilo argumental de la trama que se estaba desarrollando en mi cerebro. Habían pasado varios minutos desde que los edificios ya no me resultaban conocidos pero, aún así, no me sentí desubicada hasta que mi consciencia llamó a la puerta. ¿Hola? Efectivamente estaba sola, en una especie de paraíso rural muy poco urbanita, que sólo he sido capaz de encontrar en dos ciudades, León y Santiago. Tanto aquí como allí, puedes caminar un largo trecho y, de repente, pasar de ver un edificio ultramoderno para tener ante tus ojos un riachuelito cruzado por un puente de madera, siendo todo ello abrazado por una hierba verde, intensa.
Creí sentirme viva como se sienten los niños, descubriendo cosas maravillosamente comunes a cada paso que dan. Creí soñar, una vez más.
Inspiré largo y profundo, dejando que el verde, el frescor del agua, la soledad y la noche entrasen en mí a su libre albedrío. Las lucecitas de las farolas que se veían a lo lejos me mostraban un camino que bien podría haber sido una procesión de luciérnagas. Era hora de volver, de despertarse y hacerse adulta.
La vuelta he de decir que se me hizo triste, la sensación que tuve fue similar a la que te embarga cuando has de volver de un viaje que te sorprende gratamente y del cual, antes de partir, no estabas muy seguro.
He abierto la ventana de mi habitación, desde la que se ve una montaña no muy lejana y el edificio del antiguo seminario. Las calles aledañas están vacías y se entrecruzan en un silencio marcado por el caminar lento de dos chicos que parecen no querer llegar. De vez en cuando algún coche surge de entre la urbe con su rumor, pareciendo pedir perdón a cada paso, por romper la burburja mágica que se crea en este lugar, sabiendo que está disfrutando de algo que sólo se encuentra si te dejas llevar.


Caminé con paso firme y decidido,
al final que tristemente me marcó...

7 comentarios:

  1. si. salir a caminar dejando que tus pensamientos fluyan, es algo que la gente no alcanza a comprender. por qué? ni idea

    que les den

    pero yo sigo haciéndolo. sigo bajando de la facultad caminando sólo. simplemente para encontrarme conmigo mismo.

    para relajar tensiones?

    quizás para pensar

    simplemente. pero sí, también lo hago. aunque no sepa muy bien porqué, aunque los psicólogos no recomienden el aislamiento.

    a mi

    me gusta

    a nosotros

    pd. me das envidia. iría a verle otra vez

    y otra

    y otra

    un besu:) o dos

    o tres:)

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  2. "Dicen que el tiempo es la cura pero nadie me asegura, que no vaya a estar aquí sentando en una escalera, acordándome de ti..."

    La ciudad esconde a veces rincones inexplorados, pequeños paraísos desiertos dentro de la urbe, lugares donde se descubren sensaciones, sentimientos.

    Lugares que cuesta abandonar y que nos hacen recordar tiempos mejores.

    Lo importante es seguir respirando cada día en la ventana. Algún día la ciudad dejará de ahogar y será un auténtico paraíso de principio a fin.

    Un saludo.

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  3. P.D: Con tu permiso te agrego a los links de mi blog.

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  4. a mi tmabien me encanta salir a pasear, muchas veces voy hasta ferrol andando (son unos 6 km) mientras pienso en msi cosas, miro pa las tiendas y como no...como pipas jejeje

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  5. http://es.youtube.com/watch?v=IgCfJndyaOg&feature=related

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  6. Sin abusar, la soledad es divina y necesaria.

    Caminar una noche de verano sin rumbo,con el ruido del silencio como acompañante, es algo muy recomendable.

    Un saludo

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  7. Llevo unos cuantos post leidos y es que podría haberlos escrito yo!!!! el de la Hurley creo que tenía uno parecido y este también me hace pensar en Santiago y en lo que hecho de menos esa ciudad :(

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Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo precisamente por su perfecta imperfección.