martes, 30 de junio de 2009

Fe



Tengo fe en que algún día, más pronto que tarde, tú y yo estemos juntos. Porque lo que hay entre tú y yo, va más allá de las palabras, de los gestos y de nosotros mismos.
Es una realidad intangible, tan válida como cualquiera de las teorías que estudiamos en la universidad. Eres la droga más dura que jamás he probado, la solución más sencilla a mis no-problemas, la llave que entreabre mi vida y la bebida que me genera aún más sed. Eres el norte y el sur, la soledad y la compañía, la lluvia y el sol resacoso que cada mañana ilumina esa ciudad en la que te encuentras ahora.

Hace algún tiempo te dije que incluso antes de conocerte yo te enviaba una lechuza cada noche para desearte dulces sueños, y tú, como quien da un refresco, me dijiste que ahora también veías a una lechuza todos los días, robándome una sonrisa entre lágrimas, sabiendo que, sin decírnoslo, nos estábamos confesando otra vez que estamos presentes en la vida del otro.

Tú y sólo tú eres el centro de mi fe, de esa fe que no le profeso a nada exceptuando a cierta gente. Tengo fe en tí, en mí, y en nuestros sentimientos. Soy consciente de que "todos mis castillos son de arena" y de que "todo lo que sueño es tan frágil, todo lo que bebo es tu ausencia", pero es que ni quiero, ni sé, ni puedo ser tu amiga.
No valgo para escucharte oír hablar de otras, no valgo para mentirme y decirte que me gusta otra persona, no... no soy así. Lo siento, eres tú, lo sé desde que te conocí. Tardarás más o menos, pero tú también caerás en la cuenta de que "lo nuestro" no es amistad, no es colegueo, no es lo típico, no es lo común, no es lo que buscábamos, ni es lo que crees que es.
Te esperaré, y siempre estarás en mi vida, aunque me toque llorar un tiempo y no deba llamarte para ayudarnos a los dos, te tendré presente, como aquella tarde, en la Quintana, con los yonkis, una mesa, dos refrescos, muchísimas miradas.. y demasiados sentimientos.

miércoles, 24 de junio de 2009

Hoy no

Ahora mismo no puedo abrazarte, porque no te tengo cerca y porque no te lo mereces, porque estoy enfadada contigo pero en el fondo deseo besarte, pero esta vez no cederé y no lo sabrás. Porque tienes muy claro que me encantaría estar entre tus brazos y, por una vez, creo que lo estás usando para influir en mí y en mi comportamiento y éso no me gusta. En este rinconcito oscuro, guardaré todos los besos que quiero darte y no puedo, o no debo... o no debes saber que quiero darte.

jueves, 18 de junio de 2009

Él

Eres mi único motivo para seguir aquí, en esta ciudad que me libera y me oprime a la vez. Me estimulas lo suficiente como para que me esfuerce al máximo, quiero saber tanto como tú, poder compartir contigo todas esas conversaciones que no puedo tener con nadie, quiero respirar todos los días el aire que tú respiras y quiero confesarte todas las noches que te amo.
Eres tú, indudablemente. Quiero ... Estás en cada palabra y en cada silencio, en cada gesto.
La tarde del viernes pasado fue indescriptible, nunca me había sentido tan agusto contigo, ni te había sentido tan cerca como cuando me mirabas mientras discutíamos tonterías. Observé tus ojos tristes cuando nos despedimos y te abracé, escuché tu ruidosísimo corazón que latía tan rápido y con tantísima fuerza que creí que necesitaría un pecho aún más grande que el tuyo para tener un espacio suficientemente grande para abrigarse.
Y eres y vuelve a ser, porque siempre has sido y serás tú. Todos me llaman loca cuando les digo que siempre te querré, que te esperaré el tiempo que haga falta y que algún día estoy segura de que me querrás. Nadie lo entiende, y me da igual.
Me aposté contigo un viaje a Kenia, dentro de 4 años, cuando yo cumpla 25. Ese mismo día te volveré a ver, si es que tú te acuerdas, en la Gare d´Austerlitz, en la vía 2, a las 17.
Tú elegiste el destino y la condición de que no podríamos ir con nadie, solos tú y yo. Yo concreté la fecha y el lugar de partida. Elegí París, y elegí la Gare d´Austerlitz porque es la ciudad del amor, porque no has estado nunca allí, y porque si no apareces, podré hacer realidad ese sueño en el que tú y yo caminamos por el Sacre Coeur despacito y, por la noche, nos perdemos en Montmartre... aunque no estés conmigo.
El día de mi cumpleaños dentro de 4 años podrás hacer que mi vida haya tenido sentido o que sólo sea una ilusión estúpida que un día tuve.


Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.


Jaime Sabines