viernes, 17 de octubre de 2008

Mi bar

Si algún día puedo soñar con dinero, si algún día puedo hacer realidad mis sueños, ese día montaré un bar, de esos antiguos en los que nacen canciones de puños con letras que duelen al escribirlas por ser realidades, por ser sentimientos, por ser verdad.
Será un bar en el que predomine la madera y el ladrillo visto, tendrá un escenario cómodo para los músicos, un piano y un buen equipo de sonido, buena música de fondo, luces amarillentas.
Un sitio en el que el extraño se sienta conocido, un sitio con historia para formar historias. Público mudo de las vidas de los que, con el tiempo, se convertirán en habituales. Será ese "Matadero clandestino" del que hablaban Los Piratas, el "Backstage" de Quique González.
En las paredes colgaremos los carteles de las actuaciones venideras y pasadas, intentaré hacerme con una jukebox, aunque será tarea difícil, puede que algún artista nos regale algunas palabras escritas en una servilleta que enmarcaremos y colgaremos también por donde buenamente podamos.
Estoy hablando en plural, los camareros serán amigos, no trabajadores, no soy, somos.
De momento es un sueño, y algún día, dejaré de soñar.




Con la violencia densa de un poema
de Bukowsky en la encimera
la chica no perdió el avión

viernes, 3 de octubre de 2008

De sueños

Sueñas y se te eriza la piel.
La vida te hace sentir tan alejado de lo que deseas que no sabes bien si vives para soñar o sueñas para vivir, no importa. Te has convertido en el loco de la noche cuyo único destino es volar sin fin. Apareces en lugares que no serías capaz de situar pero que describirías con tal precisión que bien podría parecer que formaron parte de tu vida desde sus comienzos. Son tus sueños.

La galerna azota con fuerza las velas de un barco que navega sin rumbo por esas masas inmensas de agua que suponen, a partes iguales, peligro y salvación. Hundes tus penas, reflotan tus esperanzas, ésas que aportan a tu visión el toque afable y colorista que se divisa a distancia, tu flor en la espalda.

Las alas de la mariposa te arañan los pensamientos y te depistan de lo que verdaderamente importa. Los cantos de la sirena te mecen y adormecen cuando el silencio, a gritos, pide que sigas escuchándole y reflexionando. Calla.

Eres el germen de algo tan grandioso que no necesitas más alimento que tu felicidad, tus pequeños triunfos, tu levedad magnificente, tu tranquilidad acompasada a una brisa sonora... tu paz interior.

"Sueña y vivirás", algo así creo que recordar que rezaba aquel libro que una noche, después de habernos amado, comenzamos a leer en ese duermevela cálido y apacible que el sudor del ejercicio más saludable que existe, baña en nuestros cuerpos.






Camino por las calles que una vez
guardaron mis secretos de niñez y hoy no,
hoy no, no los encuentro